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Cine| ¿Qué nos molesta tanto de Emilia Pérez?

  • Foto del escritor: Josué Cinéfago
    Josué Cinéfago
  • 26 ene
  • 4 Min. de lectura
 ¿Sólo los mexicanos podemos hablar de nuestros problemas sociales? ¿O sólo se trata de un tema de acentos?

⋆ ⋆ ⋆ (6/10) Vale la pena


Emilia Pérez

¿Qué nos molesta tanto de Emilia Pérez? La cinta más nominada a las Oscar 2025 y la más funada en este momento en México, filmada por un director francés, Jacques Audiard, parte en México parte en París, y con un elenco español, dominicano y una estadounidense-mexicana, con financiamiento francés y estadounidense. ¿En verdad es una ofensa, o tenemos la piel muy delgadita ante un espejo que nos refleja y distorsiona al mismo tiempo?


En resumen Emilia Pérez cuenta cómo la sobrecalificada e infravalorada abogada Rita (versátil Zoe Saldaña), un día recibe una oferta inesperada: ayudar al temido jefe de un cartel, Manitas (solvente Karla Sofía Gascón), a retirarse de su negocio y desaparecer para siempre convirtiéndose en la mujer que él siempre ha soñado ser.


La cinta, de entrada ya suena absurda e inverosímil, pero se sostiene como fantasía al anclarse en el género musical, donde todo es o puede ser surrealista, como unos mariachis con luces led (ya lo dijo Dalí, México es el país más surrealista), que junto con un buen manejo de cámara y un detallado diseño de producción, sostienen esta exploración poco probable pero no imposible.


Emilia Pérez

El problema inicial con la cinta surge en las redes sociales, cuando la distribuidora soltó un fragmento en el que Selena Gómez canta en español con acento pocho. El fragmento tenía la intención de generar interés del público en la película, al ser Selena Gómez una figura mundialmente famosa, y generar así quizá una mejor taquilla.


Sin embrago, resultó todo lo contrario, pues en México nos molestó ese acento, sin saber quizá el contexto de la cinta, la cual plantea que el personaje de Selena interpreta precisamente eso, a una estadounidense de origen mexicano que habla español con acento mexicoamericano, el mismo que tenía Selena Quintanilla o el que tiene Eva Longoria.



Quizá el que sí es un problema de acento es el de Zoe Saldaña, el cual no se justifica, incluso aunque se diga en la cinta que el personaje es dominicana-veracruzana, pero que su actuación lo compensa al sostener toda la cinta adaptándose y entregado su mejor esfuerzo en cada escena, tanto, que quizá se pueda llevar el Oscar a Mejor Actriz de Reparto.


Ahora bien, el tema del narco es un secreto a voces, y tanto medios periodísticos nacionales, como de todo el mundo, lo han abordado, así como productos culturales, llámase novelas, series, películas o canciones (corridos tumbados); lo que ha creado toda una narrativa y un universo temático, unos más apegados hacia la investigación y otros más hacia lo inventativo o frívolo, lo que ha dejado licencia abierta hacia el tema.


Así que, el que Jacques Audiard haya decidido abordar el tema del narco en México desde una ópera musical, solo se une a este universo, con un particular, como todo creador, punto de vista, que puede atentar a la sensibilidad mexicana al poner una Virgen narca, pero que no está desligado de la realidad mexa: ahí está Jesús Malverde o la reciente fiesta en honor a El Mencho con pirotecnia y todo. Pero que también pone en perspectiva esta relación de corrupción entre funcionarios y el crimen (véase la escena musical El Mal donde la abogada hace un repaso sobre los delincuentes de cuello blanco).


Emilia Pérez

Pero justo, todo esto en código de género musical con algunas convenciones realistas y más inclinado al surrealismo, donde todo es un constructo, pues sabemos que el cine no es la realidad, es una simulación de la realidad donde hay ciertas convenciones realistas, pero también abierta a la libre imaginación del creador, donde El Manitas pasa de ser el clásico macho mexicano, al más alternativo alter-ego dentro de estas narrativas: una mujer trans compasiva y empática. No es que la búsqueda de redención del personaje se justifique, pues al final el personaje termina condenado por su pasado.


Para una visión del narco desde el cine mexicano, hay todo un abanico de propuestas, tan diversas como interesantes, lo cual nos invita a consumir el cine nacional, y lo que pone sobre la mesa ¿sólo los mexicanos podemos hablar de nuestros problemas sociales? ¿O sólo se trata de un tema de acentos?, y en ese caso ¿Por qué Evita (1996) protagonizada por Madona o María Antonieta (2006) hablada en inglés no causó tanto sulfuro?


Emilia Pérez

Quizá porque hace 9 o hace 29 años no había tantas redes sociales, y no había tanta posibilidad de reafirmar nuestra visión de la realidad de forma inmediata, donde podemos descalificar o funar algo que sentimos que no nos representa, en vez de darnos el tiempo de ver o escuchar diversos puntos de vista, por el simple hecho buscar lo inmediato.


El musical nos recuerda todo el tiempo que hay constructo de ficción, todo el tiempo nos recuerda que todo es falso, nos confronta todo el tiempo entre lo verosímil y lo ficcional, nos quita la certeza, y justo, es lo inquietante de su puesta en escena, que por muy agradable o desagradable que nos parezca, nos recuerda todo el tiempo que la realidad está allá afuera, mucho más cruel y dura, y que un producto cultural como Emilia Pérez, es sólo un dispositivo para cuestionarnos en donde estamos parados reflexiva o activamente (más allá de dar un like o de funar) ante el narco, las desapariciones, la corrupción, la injusticia, la identidad o la transexualidad.





Josué Cinéfago


Josué Cinéfago: El que tiene el hábito de comer y devorar cine. Espectador que practica la crítica de cine desde 2017. ‘Hasta no ver no creer’.




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